Las obsesiones con algo que no entiendo
Por estas semanas mi computador se afecto de algún modo, sospecho por una página web, un juego o por alguna aplicación corrupta, se bloqueó y me dejó a brazos cruzados.
Es mi herramienta de trabajo por lo que intenté de todo, busque tutoriales investigué códigos y aplicaciones intenté hacer booteo desde un USB como hacen los profesionales, para salvar lo insalvable, incluso llegué a pedir consejo ( fallido por lo demás) a un técnico que se supone sabe y su diagnóstico equivocado me costó una buena suma de dólares.
La sabiduría no tecnológica
Recuerdo mis tiempos de juventud adolescente una frase llena de sabiduría que hoy entiendo y que siempre sacaba a colación mi abuela que nos repetía cada vez que nos veíamos afrontados a un problema del tipo mecánico, con esto me refiero a cualquier cosa o aparato mecánico o muerto en el sentido real de la palabra, o sea inanimado.
Mientras refunfuñábamos tratando de corregir el problema, cualquiera que fuera, siempre contra algo mecánico, ella nos decía esta frase: “ niña, una cosa muerta no puede ganarle a una cosa viva”... y así siguiendo esas palabras ponía más empeño en resolver el problema, de ahí seguro que me vienen eso de las obsesiones para obtener resultados.
Pastelero a tus pasteles
La cadena de acontecimientos que forjaron mi personalidad y que reforcé a lo largo de los años con porfía y ahínco, es que me enfoqué en aprender todo lo que pude sobre casi cualquier cosa, con el afán de ganarle a la cosa muerta, en cuánto se me enfrentara.
Y lo hice la mayor de las veces, por obcecada y orgullosa, esa frase me ha traído algunas amarguras y frustraciones, no porque algo (la cosa muerta ) me haya ganado, sino que en mi afán de derrotar a esa “cosa muerta” he perdido horas valiosas en luchas que a veces no tienen mayor sentido y que te obligan finalmente a solicitar la ayuda de un tercero.
Cuando al orgullo hay que guardarlo en el bolsillo
Este fue el caso, mi computador está a un paso de la obsolescencia, por ende, la ayuda de un tercero se hace absolutamente necesaria, debí guardar mi orgullo en el bolsillo y como por arte de magia cambiarlo por dinero para pagarle a un profesional que resucite a mi pobre y agonizante computador.
Ah sido larga le espera, meses sentada al costado de la UTI y no puedo evitar visualizar la imagen de mi abuela, mirándome desde las estrellas, no me habla pero sé lo que me está diciendo.
Como la tecnología se ríe de nosotros.
Y salió del taller oliendo a recién pintadito, funcionando veloz como un rayo y brillante como el sol, mi computador tiene esperanza de vida aún, se recuperó de ese ataque cibernético que me fundió la tarjeta grafica y que me ocasionó un sufrimiento inverosímil, luego de varios cientos de dólares y noches en vela, al fin en casa!.
No solo el dinero puede limitar tu acceso a la tecnología
Hoy en día que una unidad muy básica de computador puede bordear fácilmente los 1500 dólares cuya esperanza de vida es de más o menos dos años con suerte... y si es OSX quizá viva un poco más...
Y ni hablar de un pulso solar electromagnético, ahí no se salva ninguno.
Back to basic
En consideración de aquel riesgo potencial, quizá por estos días debiéramos volver a la maquinilla de escribir, a hacer copias en stencil y enviar los mails por correo ordinario con estampilla y timbre como hacían nuestros abuelos, ¡qué sencilla parecía la vida en esos tiempos!.
De esos tiempos venía mi abuela, sencillos y vivaces.
Comments