Como lo barato cuesta caro
En este mundo cibernético que se mueve a pasos agigantados en todas direcciones, el ser humano común y corriente se ve arrastrado por las corrientes entrecruzadas de la red, la economía por su lado juega otro papel importante que muchas veces te obliga a tomar decisiones erradas, buscando la triada perfecta, es decir, la buena bonita y barata.
Pero a veces, aunque resulte casi insultante, la cosa supuestamente buena no es ni tan bonita y sí muy barata, en tiempo de confinamiento y con los vaivenes de la economía muchas veces el temor, sí diría que el temor, es el más grande aliado y otras veces el enemigo, esa dualidad te acompaña cada día de tu vida.
Las decisiones tomadas con temor nunca son buenas, una porque te apresuras tratando en salvar tu negocio que corres por las tres B, una ilusión que nos ha mantenido balanceados en una cuerda floja que creemos es sólida, solo porque en ocasiones muy especiales, la triada perfecta funciona, casi siempre en cosas como la comida la bebida o incluso la ropa, pero en el resto de cosas tangibles e intangibles no funciona así esa triada maravillosa, y te ves hasta el cuello confundido y estafado.
Un ejemplo de la vida real
Me pasó hace poco, no me lo van a creer, pero migré de un hosting de lujo con sede extranjera donde nunca tuve un solo inconveniente a uno local que parecía tener las tres B, pero a poco andar surgió un problema tras otro, desde el simple bloqueo de claves, hasta el ataque de los bots, solo por nombrar algunos.
En el nuevo hosting (el de las supuestas tres B), el servicio post venta: malísimo, el camino para llegar a obtener respuestas exiguo y lento, preguntabas tres cosas y te respondían solo una, en circunstancias que eran tres preguntas complementarias.
Les daré un ejemplo análogo sobre cómo era la post venta: Correo preguntado al hosting ¿A qué hora es el almuerzo dónde es el almuerzo y cuál es el menú del almuerzo?... Respuesta del hosting: es a las 14:00.
Volví a ponerme a la fila en reiteradas ocasiones más para saber el resto de respuestas que pudieron darme en un solo correo.
Luego de al menos cinco correos consecutivos logré que me dieran UNA a un correo con tres preguntas.
En otro correo supe que el lugar era hermoso y en el quinto correo supe que el menú que estaba de rechupete ¿se entiende más o menos? ¡Me perdí el almuerzo!
Este mal servicio nunca lo vi en el antiguo hosting (que no nombro porque no me paga publicidad), una sola vez hice una consulta y me han llamado por teléfono desde el extranjero (asumo vía IP) y me resolvieron hasta dudas existenciales.
De los errores se aprende
Es cierto que los vaivenes de la economía afectan un negocio, sobre todo el mío que tiene que ver con personas, viajes y propiedades, pero ciertamente ahorrar en cosas como la plataforma de tu negocio es una mala decisión.
Hay servicios que son de alto costo, pero que a fin de cuentas son tu vitrina y como toda vitrina debe tener escaparates impolutos.
Un servicio de hosting dominio y todo el etecé, no es barato; si buscas calidad buen servicio post venta, seguridad y confiabilidad, un buen dinero anual te costará, pero ten la seguridad que tu vitrina se mantendrá impecable y blindada, que en estos tiempos es indispensable.
Con esto les resumo entonces que lo barato cuesta caro. ¡Sígueme para más consejos!
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